Cómo evitar la soledad en las personas mayores
A veces solo centramos nuestros esfuerzos en la asistencia domiciliaria para personas mayores. Entendemos que nuestros mayores necesitan un apoyo físico en las tareas más habituales, sin embargo, no todo se reduce a algo tan externo como la limpieza del hogar o atención en las tareas diaria, sino en algo mucho más interno, como es el ofrecer compañía y una escucha activa. La calidad de vida no solo implica un buen estado físico, sino también emocional.
No solo es importante que estén bien atendidos, sino bien escuchados.
Los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) revelan que el colectivo entre el que más se incrementa la soledad no deseada es el de las personas de 65 o más años que viven solas. Son casi 2 millones en España, de los cuales el 41,7% corresponden a los hogares unipersonales.
La mayoría de las personas mayores que viven solas, nada menos que el 60%, ha confesado que tiene sentimientos de soledad y aislamiento. Las mujeres de 65 años son las principales perjudicadas por la soledad. Según la INE, de esas mujeres el 39,6% de las mayores de 85 años viven solas frente al 25,9% de los hombres esa edad.
La compañía es imprescindible para que se sientan bien. La soledad es un mal que daña el alma. De hecho, el 30% de las personas mayores españolas se enfrentan a esta realidad que es un importante factor de riesgo para la salud, tanto física como mental. Es una situación que puede inducir múltiples patologías en las personas mayores, tales como depresión, deterioro cognitivo, demencia, enfermedades cardiovasculares, desnutrición, y otras derivadas del hecho de no tomar correctamente la medicación o incluso olvidarla.
La soledad en ancianos se puede evitar. Una cosa es vivir solo y otra muy diferente sentirse solo. Y esto último es lo que le ocurre a muchas personas mayores. La familia convive con ellos, en la gran mayoría, pero no pueden dedicar el tiempo adecuado por falta de él, no porque no lo deseen. Por ello, es importante dejarse ayudar. Las opciones son numerosas, pero es responsabilidad de la familia el que sus mayores puedan acceder a ellas y no sientan la gran temida soledad.
