A medida que nos hacemos mayores vamos perdiendo cierto vigor y también, de alguna forma, afrontamos las dificultades de la vida de forma más pasiva y dependiente, en comparación de cuando éramos más jóvenes y proactivos. Es entonces cuando necesitamos un cuidador a domicilio.
Es lógico y totalmente natural, puesto que los años de mayor actividad en los que teníamos fortaleza para encarar todo tipo de situación, en la mayoría de casos, quedan atrás. Durante los últimos años de nuestra vida pasamos a ser personas con cierto nivel de dependencia de nuestros cuidadores.
Sin duda, este es un cambio que se da de forma progresiva, y por supuesto, la aparición de los miedos se acompasa al deterioro físico. A continuación, os explicamos la mayoría de miedos que aparecen en personas mayores.
Las personas mayores tienen miedo a caer y lesionarse
A muchas personas mayores les preocupa caerse y lesionarse a medida que envejecen, debido a los cambios físicos que pueden afectar al equilibrio y la estabilidad. A medida que envejecemos, nuestros músculos pueden debilitarse y nuestros reflejos ralentizarse, lo que hace más difícil mantener el equilibrio y recuperarse de los pasos en falso.
Además, los cambios en la visión relacionados con la edad, como las cataratas o la disminución de la visión periférica, pueden dificultar la visión de los obstáculos y hacer más difícil evitar las caídas. La artritis, el dolor articular y otras afecciones crónicas también pueden dificultar que las personas mayores se muevan con facilidad y confianza.
El miedo a las caídas también puede deberse a una caída anterior o al conocimiento de amigos o familiares que se han caído y han sufrido lesiones graves. Este miedo puede hacer que las personas mayores limiten su actividad física, lo que a su vez puede provocar debilidad muscular, disminución de la movilidad y de la calidad de vida.
En conclusión, el miedo a las caídas en los adultos mayores es un problema complejo que puede deberse a una combinación de cambios físicos, experiencias pasadas y miedo a las consecuencias de una caída.
Las personas mayores tienen miedo a agotar sus recursos económicos
En primer lugar, les preocupa tener dinero suficiente para sus últimos años de vida. Es posible que hayan subestimado el coste de la vida durante la jubilación y teman que sus ahorros se agoten.
La incertidumbre económica también puede contribuir a las preocupaciones financieras entre los adultos mayores. Es posible que hayan sufrido pérdidas económicas a lo largo de su vida, como una caída del mercado bursátil o el declive de un plan de pensiones, y pueden estar preocupados por la estabilidad de sus ahorros actuales.
Por último, los mayores también pueden estar preocupados por dejar un legado a sus hijos u otros seres queridos. Es posible que quieran asegurarse de que disponen de recursos suficientes para mantener a su familia cuando ellos ya no estén.
Las personas mayores tienen miedo al dolor crónico o a la discapacidad.
También es una preocupación muy presente. La mayoría de personas mayores se preocupan por el dolor crónico o la discapacidad a medida que envejecen debido a los cambios físicos y los problemas de salud que conlleva el envejecimiento.
A medida que envejecemos, nuestros cuerpos pueden ser más susceptibles a afecciones como la artritis, el dolor de espalda, el dolor articular y otras afecciones crónicas que pueden causar molestias importantes y limitar la movilidad.
Además, es posible que muchos ancianos ya hayan experimentado el impacto del dolor crónico o la discapacidad en amigos o familiares y teman experimentar dificultades similares ellos mismos. Es posible que les preocupe no poder realizar tareas cotidianas, como cocinar, limpiar o cuidar de sí mismos, y que teman perder su independencia.
Las personas mayores tienen miedo a la soledad y al aislamiento social
Muchas personas mayores se preocupan por la soledad o el aislamiento social a medida que envejecen debido a la pérdida de seres queridos, amigos y conexiones sociales que puede producirse con la edad.
Pueden haber sufrido la muerte de un cónyuge, la pérdida de amigos íntimos o el traslado de hijos y nietos a otros lugares, lo que puede hacer que se sientan solos y desconectados.
Además, las personas mayores también pueden estar preocupados por ser capaces de seguir participando en actividades sociales y mantener conexiones sociales. Pueden estar preocupados por el deterioro de la salud, la movilidad limitada o las limitaciones económicas que pueden impedirles relacionarse con otras personas o dedicarse a sus intereses.
A las personas mayores también les puede preocupar ser estigmatizados o discriminados por su edad. Puede preocuparles que se les considere una carga o que se les pasen por alto oportunidades sociales debido a la discriminación por motivos de edad.
El temor a la soledad o al aislamiento social en los adultos mayores es una preocupación común que puede ser el resultado de una combinación de pérdida, deterioro de la salud y la movilidad, y posible estigma social.
Las personas mayores tienen miedo a ser una carga para los demás
Es lógico que muchas personas mayores tengan el deseo de mantener la independencia y el control sobre sus vidas. Es posible que les preocupe necesitar ayuda con las tareas cotidianas, como bañarse, vestirse o tomar la medicación, y que teman ser una carga para sus hijos, nietos u otros cuidadores.
Además, a las personas mayores también les puede preocupar ser una carga económica para sus seres queridos. Pueden preocuparse por el coste de los cuidados a largo plazo, los gastos médicos u otros costes asociados al envejecimiento, y pueden temer poner a prueba los recursos de su familia.
Las personas mayores también pueden estar preocupados por su propia calidad de vida y por el impacto de sus necesidades en los demás. Pueden preocuparse por el impacto del deterioro de la salud, la movilidad limitada o el dolor crónico en su capacidad para participar en actividades y mantener relaciones, y pueden tener miedo de ser vistos como una carga.
El miedo a ser una carga para los demás en las personas mayores es una preocupación común que puede ser el resultado de una combinación de un deseo de mantener la independencia, un sentido de la responsabilidad y la preocupación por el impacto del envejecimiento en su propia calidad de vida y en el bienestar de sus seres queridos.
Las personas mayores tienen miedo a la muerte y también a lo desconocido
Muchas personas mayores se preocupan por la muerte a medida que envejecen debido a un miedo natural a lo desconocido y al reconocimiento de su propia mortalidad. A medida que las personas envejecen, pueden ser conscientes de la inevitabilidad de su propia muerte, lo que puede suscitar temores y ansiedades.
Pueden preocuparse por lo que le ocurre a la conciencia después de la muerte, por si existe una vida después de la muerte o por si su vida habrá tenido algún significado o impacto duradero.
También pueden estar preocupados por el tipo de muerte y la experiencia del dolor y el sufrimiento físico y emocional. Pueden preocuparse por el impacto de la muerte en sus seres queridos y tener miedo de dejar atrás a sus seres queridos.
El miedo a la muerte y a lo desconocido en los adultos mayores es una parte natural del proceso de envejecimiento y puede ser el resultado de una combinación de reconocimiento de la mortalidad, preocupación por los aspectos desconocidos de la muerte y preocupación por el impacto de la muerte en ellos mismos y en sus seres queridos.
Las personas mayores tienen miedo al abandono
El deterioro de la salud, la movilidad limitada y el aislamiento social son los principales causantes de este tipo de temores. A medida que las personas envejecen, pueden experimentar una disminución de sus capacidades físicas y mentales, lo que puede provocar sentimientos de vulnerabilidad y dependencia.
Las personas mayores suelen perder a sus seres queridos, amigos y contactos sociales, lo que puede hacer que se sientan solas y aisladas. Les puede preocupar, quedarse solos y no tener a nadie que les proporcione apoyo y cuidados.
También pueden estar preocupados por ser institucionalizados o colocados en un centro de atención, lo que puede aumentar su miedo al abandono. Puede preocuparles que les saquen de casa y de su entorno familiar, y pueden temer que les olviden o les descuiden.
El miedo al abandono en personas muy mayores es una preocupación común que puede ser el resultado de una combinación del deterioro de la salud, el aislamiento social y la preocupación por la institucionalización y el olvido. Este miedo puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y la calidad de vida de una persona mayor.
Las personas mayores tienen miedo a los malos tratos
Con el paso de los años nos volvemos más vulnerables al maltrato físico y emocional, la negligencia y la explotación económica, lo que puede aumentar su miedo y ansiedad.
Experimentamos una disminución de nuestras capacidades cognitivas y de nuestra memoria, lo que nos puede llevar a ser más susceptibles a estafas, fraudes y explotación financiera. Podemos tener miedo de que se aprovechen de nosotros otras personas, como por ejemplo cuidadores, familiares o desconocidos.
Las personas mayores también pueden estar preocupadas por el maltrato físico o la negligencia, sobre todo si reciben cuidados en una residencia de ancianos, un hospital u otro entorno institucional. Pueden temer ser maltratados por el personal, ser objeto de negligencia o abuso, o no recibir la atención que necesitan.
El miedo al maltrato en las personas muy mayores es una preocupación grave que puede ser el resultado de una combinación de limitaciones físicas y cognitivas, deterioro de la salud y dependencia de otras personas para recibir cuidados. Este temor puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y la calidad de vida de una persona mayor y es un problema que requiere atención y acción continuas para prevenirlo y abordarlo.
En Iguales somos parte de la solución
En Iguales estamos especializados en el cuidado de personas mayores a domicilio y también en ayuda a tareas del hogar. Sabemos perfectamente la existencia de todos estos miedos y, por tanto, podemos acompañar, de forma respetuosa, a las personas mayores a las que cuidamos.
No solo se trata de atender a las necesidades básicas de una persona, sino también de realizar un apoyo y acompañamiento consciente y responsable que ayuda a mitigar este tipo de preocupaciones. Cuidar de las personas del mismo modo que nos gustaría que nos cuidaran a nosotros mismo.